jueves, 13 de octubre de 2016

Selección de variedades puras



De entre las plantas que podemos obtener para nuestra huerta tenemos híbridos resultantes de la mezcla de dos o más variedades. También tenemos transgénicos obtenidos a través de la inserción de genes de otros organismos, no necesariamente vegetales, para conseguir una alta producción, resistencia a plagas, sequía, alta salinidad u otras características de alto interés comercial. Por ultimo tenemos las variedades puras que no han sido modificadas genéticamente ni se han obtenido a través de mezcla de otras para dar lugar a variedades híbridas. Las variedades puras también llamadas variedades locales, se han ido adaptando al suelo y climatología de una determinada zona de forma natural por lo cual han ido adquiriendo cierta resistencia a plagas y otras agresiones del entorno. 

Futuras semillas de puerro
En el caso de las variedades híbridas podemos perder las propiedades originales en la primera o segunda generación. En el caso de variedades transgénicas a parte de la connotación ética se da la situación que hay un alto grado de transmisión de genes a variedades locales cercanas, además es posible que las semillas sean estériles, que en la primera generación la producción sea muy baja o nula o que ciertas propiedades se pierdan tan rápidamente que nos obligue a comprar semilla nueva todos los años.

Semillero de cogollos de Tudela
Una buena estrategia para obtener buenos resultados es conseguir variedades puras a lo que podemos sumar año tras año la selección de aquellas plantas mas fuertes, vigorosas y fructíferas para conseguiremos las mejores variedades para nuestra huerta. Podemos comenzar esta búsqueda preguntando a los hortelanos locales y obtener a partir de esas primeras plantas semillas propias en nuestra huerta año tras año. Cuando hablamos de variedades locales lo ideal son plantas de la huerta colindante a la nuestra donde el suelo, la humedad y la exposición a la luz serán muy similares a las de nuestra parcela. Aquí tendremos que tener cuidado porque todos los hortelanos tenemos una variedad de tomate que es exquisita pero es difícil de asegurar si el origen de esta variedad es un híbrido, transgénico o variedad pura. Trataremos de conseguir esta información para asegurarnos variedades puras puesto que las híbridas pueden perder las propiedades por las que fueron seleccionadas en un periodo a veces inferior a 4 años.

Obtencion de semillas de tomate Pata Negra
Como ejemplo tenemos el caso del tomate Eusko Label y en principio podemos pensar que es un tomate local de toda la vida. Pues bien, la mayoría de las plantaciones de esta variedad son de tomate Jack que resiste muy bien a los veranos húmedos del País Vasco da muy buenos frutos, esféricos, de un rojo intenso, sabor dulce, jugosos, de piel dura y que se pueden almacenar y transportar sin sufrir desperfectos. Sin embargo, el tomate Jack es una plata híbrida la cual pierde sus propiedades si recolectamos semilla propia. Otro ejemplo de mi propia experiencia esta relacionado con pimiento italiano. El primer año he comparado pimiento italiano largo, dulce y carnoso, aparentemente local según el invernadero que me los vendió. Tras el éxito de estos pimientos recolecté semilla de las mejores plantas y pimientos. El segundo y tercer año comparé pimiento comprado en el mismo invernadero y pimiento obtenido a partir de semilla del primer año. He observado durante tres años consecutivos como los frutos obtenidos de las plantas compradas directamente al invernadero mantenían siempre las mismas propiedades lo cual me confirma que el invernadero usa la misma semilla, confirmado también por el productor. Sin embargo, cuando comparamos estos pimientos con los obtenidos de semilla propia, las plantas tienen menos porte y los frutos salen pequeños, retorcidos y en menor número. Muy probablemente se trate de una variedad híbrida o transgénica en contra de lo que me dijo el productor.
 
Plantones de berenjena listada de Gandia
Si no conseguimos variedades locales no nos queda otra que intentar probar y adaptar a nuestro entorno las variedades de las que dispongamos año tras año. Si trabajamos con variedades híbridas o de origen desconocido podemos perder propiedades originales o no, esto dependerá de la variedad seleccionada. En el mercado existen casas comerciales que distribuyen semillas ecológicas y puras. Mejor que gastarnos los dineros en semillas ecológicas podemos priorizar que las semillas sean de variedades puras, cultivarlas en nuestra huerta y así recoger nuestras semillas año tras año e ir adaptando estas variedades a nuestra zona. Obtener semilla de todas las plantas puede requerir de mucho espacio en la huerta por lo que probablemente solo nos interese mantener semilla de aquellas hortalizas que mas apreciamos como son tomates, pimientos, berenjenas, vainas o calabacines.
Calabacín verde y blanco



 Para obtener semillas seleccionaremos de entre todas las plantas que tengamos aquella que presente el mejor porte, vigor y cantidad o calidad de frutos. Nunca seleccionaremos una planta con síntomas de enfermedad, pálida o raquítica. Cuando tengamos seleccionada la planta lo ideal es elegir dos o más frutos e identificarlos de algún modo para no equivocarnos y comérnoslos. Los frutos seleccionados hay que dejarlos madurar el mayor tiempo posible en la propia planta para que la semilla consiga madurar y así tener toda la fuerza posible a la hora de germinar. Lo ideal es seleccionar los primeros frutos de la planta por ser los que mejor semillas se obtienen sin embargo en algunos casos como el calabacín puede que toda la fuerza se dirija a este fruto y pare la producción de nuevos calabacines. En el caso de hortalizas que no den fruto se elegirá la mejor planta según nuestros gustos y dejar que suba a flor según sean plantas anuales o bianuales.


En resumen, conseguir nuestras propias semillas nos permitirá mantener las características organolépticas, estéticas y productivas deseadas.

martes, 22 de marzo de 2016

Seleccion y rendimiento de cutivos




En este monográfico hablaremos exclusivamente de la cantidad y variedad de plantas que podemos cultivar para abastecernos de forma lo mas continua posible a lo largo de un año en base al consumo medio de una familia de 4 miembros. En capítulos posteriores dedicados a cada planta podréis obtener información más detallada sobre el cultivo de cada una.

Recordemos que una huerta sostenible no debe entenderse como una fábrica, para ello ya tenemos la mayoría de explotaciones que nos llenan las fruterías de verduras sin importar la época del año. Nuestra huerta debe ser nuestra despensa al aire libre. Procuraremos practicar la biodiversidad de cultivos y plantaremos solo lo que necesitemos, de esta forma no esquilmaremos los nutrientes en exceso y conseguiremos mantener en la medida de lo posible cierto equilibrio entre lo que robamos al suelo y lo que le devolvemos en forma de compost. Puede parecer normal plantar 25-30 lechugas ya que el bajo coste del plantón y su fácil mantenimiento tiende a lanzarnos a plantar y plantar, sin embargo, cuando están crecidas estaremos preocupados en regalarlas para no se echen a perder ya que en el mejor de los casos solo nos da tiempo a saborear media docena en un periodo de dos semanas. Mi planteamiento es realizar plantaciones escalonadas. Si plantamos 3 tandas de 10 lechugas separadas en periodos de 15-20 días según la época del año podremos saborear frescas lechugas durante más tiempo. Con esta filosofía de cultivo, al plantar solo lo que necesitamos, cambiar de cultivos mediante rotaciones específicas y alimentando al suelo con compost conseguiremos ser un poco mas autosuficientes. En este equilibro entran factores fisicoquímicos y nosotros, como parte fundamental del mismo tenemos que interpretar y actuar ante cualquier situación que se nos presente pero esto es otro capítulo.

Cuando plantemos diferentes tandas de una misma especie hortícola hay que tener en cuenta el tiempo que requiere para ser recolectada para de este modo enlazar la recolección de las distintas tandas y disponer de hortalizas de forma continua. El tiempo de desarrollo de cada variedad depende del suelo, el aporte de agua, luz y calor, por ello es nuestra observación, paciencia y experiencia la que nos guiará para calcular los tiempos de plantación entre tandas. Un factor a tener en cuenta serán nuestras merecidas vacaciones donde es posible que no podamos acudir a nuestra cita con la huerta, por ello no plantaremos nada que tenga que ser recolectado durante nuestra ausencia. Entre los cultivos de los cuales podemos obtener al menos dos tandas están las coles, puerros, lechuga, calabacín, pepino, judías verdes, etc.

A grandes rasgos podemos basarnos en los siguientes tiempos que he extraído de mi experiencia durante estos años. Recordemos que estamos hablando de una huerta localizada a 2km de la costa Cantábrica por lo que aquí se expone puede que no sea posible aplicarlo a otras áreas geográficas.

Lechuga: 4 tandas de 10 lechugas desde Marzo hasta Julio en intervalos de unos 15 días como mínimo que corresponde con el tiempo que estaremos abastecidos desde las ultimas lechugas recolectadas, mantenidas en la nevera o consumidas.

Remolacha: comenzando ya con plantel podemos llegar a tener hasta 4 cosechas abasteciéndonos desde Junio a Mayo. Con este cultivo tendremos que tener cuidado por su contenido en ácido oxálico el cual no conviene abusar si tenemos propensión a formación de cálculos renales de oxalatos. La primera tanda comienza en Abril para seguir en Mayo, Junio, Julio y Octubre. De estas, las mejores cosechas en cuanto a velocidad de crecimiento, continuidad, textura y forma del fruto es la plantada en Mayo y Junio. La de Julio por ser la apoca estival requiere tener mucha atención en mantener la humedad adecuada y la de Octubre no crece tanto porque con la entrada del frío y los días cortos no se desarrolla tan bien, sin embargo, lograremos obtener ejemplares de suficiente tamaño como para incluirla en la ensalada. En resumen lo ideal es plantar 3 tandas (Mayo, Junio y Julio/Octubre) y una cantidad de 20 plantas en cada tanda. Recordemos que de una planta sale una remolacha. Una vez crecidas pueden permanecer en la tierra durante mucho tiempo, aunque algún bichillo la coma un poco tampoco pasa nada, se mantienen mucho mejor en el suelo que en casa.

Remolacha con un desarrollo perfecto para su recolección
Tomates: Con 15 plantas es suficiente para 4 personas. En casos de buen año tenemos tomates de sobra para repartir y hacer salsa de tomate pero en el norte con la humedad que trae el mar y el bochorno de Julio y Agosto podemos tener escasa recolección. Aquí no reparo en terreno y suelo poner 40 plantas. Una sola tanda a primeros de Mayo.

Tomate con visitante
Calabacines: Tres plantas a primeros de Mayo nos abastecen  durante los meses de Junio y Julio y con buena planta podemos tener algún calabacín en Agosto pero la planta ya ha envejecido, suele salirle oidio y ser poco productiva. Se puede hacer una segunda plantación en Julio para cosechar a finales de Agosto y Septiembre. La plantación óptima es la de Mayo.

Calabacin verde y blanco de Argelia

Pimientos (italiano): Se pueden poner dos tandas, la primera se planta en Abril y la segunda en Julio. De la primera tanda podremos comenzar a cosechar a mediados de Julio y de la segunda tanda en Septiembre. No obstante no merece la pena esforzarse en una segunda tanda por ser menos productiva y también porque esta variedad de pimiento te permite tener frutos hasta Noviembre en el mejor de los casos. Además, los pimientos verdes que no cosechas al no salirles gabardina puedes dejarlos en la planta a que maduren y se pongan rojos con lo que aumentarán su dulzor y tendrán un sabor impresionante comparado con los verdes. Entre 20 y 30 plantas es suficiente. Lo que suelo hacer es poner 30 plantas y dejar 10 sin cosechar para poder tener pimientos rojos cuanto antes (finales de Agosto). En resumen, con una tanda podemos obtener pimiento verde desde Julio hasta Noviembre y pimiento rojo desde Agosto hasta Noviembre.

Tres filas de pimiento italiano

Vainas (judías verdes, variedad Helda): Dos tandas, una sembrada en Abril y la segunda en Julio nos permitirá tener vainas frescas durante 3 semanas en Julio y 3 semanas en Septiembre respectivamente aunque la tanda mas productiva y exitosa suele ser la de Abril. Después de 3 años de recogida de datos he comprobado que por cada chorco donde se ponen 4 alubias he conseguido un rendimiento de entre 500-600 gramos. Con 24 chorcos tenemos unos 14 kilos que nos dan para embotar buena cantidad. Aquí cada uno puede calcular su necesidad, para 4 personas 24 chorcos es suficiente. En la segunda tanda el rendimiento puede bajar a los 300-400 gramos por chorco debido a que en Agosto pueden sufrir o bien sequía puntual durante su crecimiento u hongos debido al ambiente calido y húmedo que suele haber durante algunos días en el norte. Podemos poner hasta 4 tandas pero la recolección nos coincidirá con la época vacacional, y estaremos embotando y regalando vainas continuamente.
Vaina Helda en dos estados de desarrollo

Berenjena: Una sola tanda de 10 plantas a partir del momento en que las temperaturas mínimas  no bajan de los 13°C aproximadamente que suele ser en Junio. Hay que tener en cuenta que es una planta que necesita de días largos y calor. Son plantas de desarrollo tardío y no merece la pena adelantar la plantación porque la planta permanecerá latente y ello afecta a su desarrollo y rendimiento posterior. Aun así he conseguido obtener unas 4-5 berenjenas por planta. Podemos comenzar la recolección desde mediados de Agosto hasta finales de Septiembre. De entre todas las variedades he de decir que la Berenjena listada de Gandia es la reina de la huerta, al horno o al vapor y salteada con salsa de soja baja en sal es una delicia.
Berenjema listada de Gandía


Pepinos: Con 6 plantas puestas a primeros de Mayo es suficiente para una familia estándar. Poner una segunda tanda en Julio no me ha dado muy buenos resultados al igual que la segunda tanda de calabacines al tratarse de curcubitáceas y en Agosto enseguida se llenan de oidio.

Calabazas: Una sola tanda de 4 a 6 plantas a finales de Abril para obtener unas 6 calabazas de unos 6 kilos que recolectaremos en Octubre y nos pueden durar hasta Abril del año siguiente que es cuando empiezan a estropearse. Debido al espacio que ocupan y el tiempo que necesita el fruto para madurar con una tanda es suficiente. Pueden salir mas calabazas por planta pero es probable que de menor tamaño.
Cosecha de calabazas a finales de Octubre

Cebollas: Dos bancales de 100 cebollas plantadas en Marzo se recolectaran en Julio para poder aprovecharlas hasta Febrero-Marzo antes de que se suban. En la zona norte este cultivo es muy proclive a padecer hongos y otras fitopatologías debido al calor y la humedad que viene del mar lo cual hace que no se obtengan cebollas de gran calibre.

Puerro. Dos tandas de 100 puerros plantados a mediados de Julio y Primeros de Septiembre respectivamente para recolectar de forma continuada desde finales de Octubre hasta Marzo/Abril o hasta que comienzan a subirse debido al ascenso de temperaturas en primavera. La primera tanda crece más y habrá que estar con más cuidado para que en las dos primeras semanas no pierdan la humedad por coincidir con el verano y estar atento a las puestas de la polilla del puero.

  Brócolis y coliflores: Dos tandas de 14 plantas a finales de Agosto y mediados de Septiembre respectivamente para recolectar a finales de Noviembre y Diciembre. También podemos espaciarlas más y plantar durante Agosto y Septiembre cada 15 días para tener una recolección más escalonada. Plantar antes supone estar muy pendientes de las puestas de la mariposa de la col y más tarde supone un menor desarrollo y brócolis de menor tamaño. Es importante saber que podemos extender la recolección de brócoli si después de cortar el brócoli dejamos la planta en su sitio, poco a poco aparecerán brócolis minis en las axilas de las hojas que perfectamente pueden servir para el consumo. Estos rebrotes pueden salir continuamente hasta Marzo dependiendo de las condiciones climáticas del invierno.

Acelgas: Dos tandas de 6 plantas en Abril y Septiembre son suficientes para comenzar su recolección desde Junio hasta Octubre-Noviembre para la primera tanda y de Octubre a Mayo la segunda. Hay que tener en cuenta que la segunda tanda coincidirá con la época invernal por lo que no obtendremos hojas tan grandes como en verano y el crecimiento será más lento. Cuidado con el consumo excesivo ya que tienen alta concentración de ácido oxálico y al igual que las espinacas y remolacha pueden favorecer la aparición de cálculos renales en personas propensas.
 
Acelga roja

Espinaca y espinaca de Nueva Zelanda: Se pueden plantar hasta 3 tandas en total, dos de espinaca normal y una de Nueva Zelanda (NZ). Las dos tandas de 20 plantas de espinaca normal (Viking, Gigante de Invierno, Matador o Junius) y se plantarán en Marzo pero con la subida de temperaturas en primavera solo nos permitirá hacer unas tres recolecciones en Abril o Mayo ya que enseguida tienden a subirse. Una primavera probé a sembrar las 4 variedades en menguante y todas se subieron al mismo tiempo con un margen de 10 días así que ninguna es resistente o esta particularmente indicada para su siembra en primavera, me da la sensación que es un tema de marketing. La segunda tanda se planta en Octubre pudiéndose recolectar desde Diciembre hasta Marzo. Esta tanda puede crecer más lenta que la primera pero nos asegura abastecimiento durante el invierno aunque sea a un ritmo más lento. 

La tanda intermedia consiste en emplear Espinaca Perpetua también conocida como Espinaca de NZ que aunque se trata de otra especie puede sustituir perfectamente a la espinaca normal. Con 5 plantas repartidas en un bancal es suficiente. Esta ultima se siembra en Mayo y permite recolectarla desde Junio hasta Septiembre cuando la tradicional se ha subido debido al calor así que nos abastece en los meses en que la espinaca normal no puede plantarse. Es una especie rastrera que aguanta perfectamente el calor, la falta de agua y no se sube. También hay que tener en cuenta que la espinaca de NZ no contiene altas concentraciones de ácido oxálico como sucede con la espinaca normal por lo que se recomienda como alternativa para personas con problemas de cálculos renales.

Espinaca normal (izquierda) y espinaca de Nueva Zelanda (derecha)

 Guisante. Sembrar una tanda de dos filas de 5 metros desde mediados de Noviembre o Diciembre para recolectar unos 600 gramos por metro lineal en Abril (variedad Lincoln). Si sembramos antes, Septiembre-Octubre, corremos el riesgo de que el frío de Enero-Febrero queme las flores y sembrando más tarde, Enero-Febrero, que le entre oídio y parásitos (minadores) cuando comienza la primavera así que resulta muy arriesgado poner dos tandas escalonadas.
Vaina en desarrollo de Guisante Lincoln


  Zanahorias: Sembrar en abril para recolectar hasta que el frio y la lluvia pudra las raíces (Noviembre) o sean atacadas por parásitos del suelo como el gusano de alambre.



Una vez que tenemos claro las especies de hortalizas que queremos plantar en nuestra huerta y la cantidad entra en juego las variedades de cada una. La idea es conseguir plantas y semillas de variedades locales que son aquellas variedades mejor adaptadas a nuestro suelo y clima. Una variedad local es una planta genéticamente pura que se ha ido adaptando año tras año al clima y suelo de una determinada región, adaptada incluso a plagas y enfermedades. Disponer de estas variedades te ahorrará muchos problemas y podremos estar seguros de las características del fruto de esta variedad año tras año.

martes, 23 de febrero de 2016

El culpable de mi afición por la huerta




Tras esta larga parada de horticultura virtual quisiera dedicar unas palabras a quien ha sido el principal culpable de inculcar mi afición por la huerta. Después de 39 años compartiendo el mismo vagón de un tren lleno de vida, el 7 de Agosto se bajó en una estación cuyo nombre no recuerdo pero por la cual estoy seguro que volveré a pasar para apearme y poder vernos. Todo un ejemplo de valores puros y entrega a su mujer e hijos.

Sus raíces lo dicen todo, nacido en Miño de San Esteban (Soria) su padre tenía viñas y durante su infancia ayudaba en las labores del campo haciendo las veces de pastor por el páramo Soriano. Una vez en Bilbao no dudo en juntarse con unos amigos para cultivar salud para toda la familia, éramos 6 y no nos faltaban los sabrosos tomates que la abuela tanto ansiaba al llegar Agosto.

Tengo muchos recuerdos de la infancia relacionados con el campo entre ellos los momentos que pasaba en la huerta de mi padre cuando tenía entre 5 y 10 anos. Recuerdo como si fuera ayer, aquel mi rincón, donde tenía unas matas de fresas y calas, construía casetas y vivía mil aventuras. También esas primaveras donde hacía un mix de flores silvestres para mi madre como complemento a las verduras de mi padre. Otras veces pasaba el tiempo cazando lagartijas y buscando sus escondrijos encontraba huevos de donde salían lagartijillas, también jugaba con alguna cría de gorrión mientras mi padre cuidaba de la huerta. Aquella perrilla rechoncheta que se llamaba rubia y el impresionante manantial que atraía mi curiosidad. En resumen era un auténtico parque de atracciones. Y como no, esa pedazo higuera a la que me subía para hincharme con sus frutos. Fuera de la huerta tampoco olvidaré aquellas mañanas de fin de semana que subíamos toda la familia al monte Abril o al Vivero para comernos la tortilla de patata que hacía mi madre y de postre una tarrina de helado en el bar León han marcado mi afición por la montaña y todo lo relacionado con la naturaleza. También tengo recuerdos por parte de mi abuelo materno, Casimiro, que también cuidaba de su “huerto” y que nos dejo a sus 93 años en 2015. Recuerdo las barquillas de productos que le llevaba a mi abuela y al hablar de mi abuelo no puedo dejar sin mencionar San Esteban de Gormaz donde tuve una infancia inolvidable siempre lejos del hormigón.

Después de 30 años y en otra ubicación soy yo el que cuida de una huerta y en la que el ha participado activamente durante los primeros 4 años. A pesar de tener hacerle cambiar su rutina diaria ahí estaba cuando necesitaba ayuda para capar tomates, recolectar o cualquier otra tarea. Esa graciosa manía que tenia por sembrar en su terraza un montón de calabazas para luego ponerlas en la huerta cuando yo le decía que no hacían falta tantas.

Una vez más, todo un ejemplo de valores puros y entrega a su mujer e hijos.

Apa, te dejo sembrando unas vainas, no pasa nada si no puedes venir a regar, ya lo hago yo.

Hasta pronto!.


martes, 28 de enero de 2014

Análisis del suelo



 Conocer las características del suelo donde vamos a cultivar nuestras hortalizas y entender su funcionamiento es el primer paso para poder mantener una tierra rica en nutrientes, una buena textura y un pH adecuado. 

  La formación del suelo comienza bien con la alteración de la roca madre in situ o bien por la acumulación de sedimentos procedentes de la erosión de otras rocas cercanas. El proceso de meteorización origina el regolito que facilita la infiltración del agua en el terreno y su aireación permitiendo la colonización progresiva del regolito por parte de seres vivos. Esta colonización se inicia con bacterias, hongos y líquenes que a su vez favorecen la meteorización biológica del regolito. Todo ello provoca una progresiva alteración física, química y biológica del regolito permitiendo que sea más apto para la colonización de especies vegetales (plantas superiores) que se instalan en el suelo y que atraen a diferentes organismos que componen la fauna del suelo (lombrices, insectos, etc.). Los restos de los seres vivos que mueren se incorporan en forma de materia orgánica al suelo para ser transformados en humus por medio de organismos descomponedores (hongos y bacterias) .


  
  Durante la formación del suelo, se van desarrollando en él distintas capas llamadas horizontes que de forma paralela a la superficie del terreno se distinguen entre sí por su color, contenido de materia orgánica, consistencia, contenido de carbonato cálcico, etc. Los horizontes del suelo se designan mediante letras mayúsculas y minúsculas. Las mayúsculas designan los tipos de horizontes principales, mientras que las minúsculas se utilizan para detallar y calificar a éstos. Los horizontes principales más frecuentes son de tres tipos: A, B y C.



Horizonte A o suelo. Contiene pocos minerales y abundante materia orgánica y humus. Es de color oscuro.

Horizonte B o subsuelo. Se encuentra debajo del suelo y esta formado casi exclusivamente por piedras medianas y pequeñas y escasa materia orgánica proveniente de la descomposición de raíces profundas y de materiales del horizonte A.
Horizonte C o roca madre. Es la capa más profunda y esta formada solo por rocas de gran tamaño que van desintegrándose a causa de factores físicos y químicos para originar el subsuelo y el suelo. En esta capa no hay materia orgánica.


  La franja del suelo donde se desarrollan las raíces que nutren a la planta no suelen pasar de los 30cm, siendo las capas inferiores las que sirven de drenaje ante posibles encharcamientos. Esta franja queda dentro del horizonte A y trataremos de evitar cavas excesivamente profundas que desplacen nutrientes a zonas inalcanzables para las raíces de la mayoría de las plantas. Nuestro objetivo consiste en conseguir y mantener las mejores condiciones posibles en esta franja vital.


  El suelo se compone de materia orgánica y materia inorgánica. La materia inorgánica esta formada por arcillas, arena y piedras. Lo ideal es un suelo sin piedras lo cual podemos solucionar con un poco de paciencia como se indicará posteriormente. La proporción de arena frente arcilla tiene que estar equilibrada porque con un exceso de arcilla tendremos un suelo muy duro y con difícil drenaje ya que la arcilla tiene mucha capacidad de retener el agua. Con un  exceso de arena tendremos una tierra demasiado suelta y perderemos agua con extrema facilidad. Para conocer el equilibrio perfecto podemos  hacer una prueba sencilla. Cavaremos varios hoyos de unos 30cm x 30cm de profundidad que representen el área que queremos cultivar, 4 para una huerta de 100m2 son suficientes. Con una porción de tierra húmeda extraída de cada hoyo trataremos de hacer una bola amasándola con las manos y a continuación la analizaremos. 

  Suelo arcilloso: si podemos formar una bola muy compacta y difícil de disgregar estaremos ante un suelo arcilloso. Este tipo de suelo es muy pesado, impermeable y difícil de trabajar, aunque tienen un alto contenido en nutrientes. Hay distintos tipos de arcillas desde las grises y compactas que nos darán mil problemas de encharcamiento hasta las arcillas marrones que pueden ser modificadas añadiendo grandes cantidades de materia orgánica como el compost o estiércol maduro. En general en el norte tenemos suelos muy arcillosos por lo que un buen trabajo de añadir compost año tras año conseguimos una tierra suelta y mejores resultados. En suelos extremos donde tenemos problemas de encharcamientos que asfixien las raíces podemos crear una estructura de drenaje o crear una doble cama.

   Suelo arenoso: si la tierra se disgrega con facilidad y no conseguimos hacer una bola. Estos suelos son muy ligeros pero pobres en nutrientes, se calientan y enfrían con rapidez, y retienen muy poco la humedad. Para mejorar este tipo de suelo se puede incorporar compost, estiércol o humus.

   Suelo franco: si conseguimos una bola que se puede romper con facilidad estaremos ante un suelo con mezcla de arena y arcilla perfecta. Es el suelo con una textura idónea para la mayoría de los cultivos. Son ricos en humus, retienen bien el calor, el agua, el aire y los nutrientes. Es la textura ideal buscada en jardinería para la mayoría de las plantas. A pesar de ser un suelo de buena calidad conviene añadir regularmente compost, estiércol o humus.

Una vez analizado el tipo de suelo podemos hacer una prueba de permeabilidad. Para ello verteremos 5 litros de agua y contaremos el tiempo que tarda en filtrarse. Si tarda más de 10 minutos estaremos ante una tierra muy arcillosa y necesitaremos aumentar su permeabilidad añadiendo grandes cantidades de arena, compost, estiércol o humus. En casos extremos la forma más eficiente de permeabilizar es la doble cama.

Otro factor a tener en cuenta es el pH del terreno. Existen medidores electrónicos de pH y también tiras de papel que son más económicas. Puesto que la mayoría de las plantas prefieren suelos algo ácidos con pH entre 6 y 7, un pH ligeramente ácido de 6.5 resultará idóneo. En caso de tener una tierra con pH alcalino (pH>7) procederemos a una corrección para conseguir acidificarlo hasta 6.5. Para ello podemos añadir turba u otro tipo de materia orgánica. Si el pH es muy ácido (pH<6) podemos corregirlo con caliza molida. El terreno que trabajo tiene un pH de 6.9 y he optado por añadir materia orgánica desde 2011 teniendo muy buenos resultados. Por el momento no tengo experiencia en ajustar pH con caliza molida.

En relación a la materia orgánica, encontramos elementos de origen animal y vegetal que se incorporan al suelo, transformándose en nutrientes para las plantas. Mediante la observación del color de una muestra representativa de tierra podemos conocer la carga de materia orgánica.
Marrón oscuro: Indica presencia de humus o materia orgánica.
Marrón rojizo: Indica presencia de hierro y cantidad baja de materia orgánica.
Marrón claro o pardo: Indica baja presencia de materia orgánica.

La fertilizad del suelo es un indicador general de todos los parámetros anteriormente citados. La presencia de microorganismos, lombrices, pequeños mamíferos, insectos y raíces son señal de fertilidad en un suelo.

 El tipo de suelo donde cultivo mis hortalizas es un suelo franco localizado en una llanura aluvial limitada por dos arroyos. Esta formado por la descomposición de roca caliza y tiene gran cantidad de arcillas, arena y otros sedimentos fruto de las crecidas de los arroyos y de la descomposición de la materia vegetal. Se trata de un suelo muy rico y fácil de trabajar.

 En resumen, es muy recomendable añadir a la tierra materia orgánica vegetal. Podemos producir nuestro propio compost aprovechando los restos de cosechas y una vez maduro añadirlo al suelo sin preocuparnos por el exceso a no ser que tengamos un pH muy ácido. En caso de añadir estiércol tendremos sumo cuidado de añadirlo bien curado con una edad de al menos dos años sabiendo que hay cultivos a los que les gusta estiércol joven como los tomates, pimientos y calabazas y otros que no lo asimilan como las zanahorias y cebolla. Hay que tener en cuenta que el estiércol tiene varias funciones, por un lado la materia orgánica (restos vegetales y microorganismos) mantendrá un suelo mullido y por otro añade nutrientes asimilables por las plantas. En el caso de estiércol fresco podemos pasarnos en un exceso de nutrientes, principalmente nitrógeno, que puede quemar las plantas, hacerlas crecer en vigorosidad en detrimento de la producción de frutos o propiciar enfermedades como botritis y roña. Otra forma de añadir materia vegetal es mediante el abono verde del que hablaremos en otro artículo.

 Recordemos que con paciencia podemos lograr un suelo equilibrado, sano y muy productivo.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Diseño de bancales.






Una forma sencilla de distribuir las plantas es mediante la división de la superficie de la huerta en bancales logrando de esta forma mantener un diseño muy práctico año tras año. 

Un bancal es una subparcela en forma de rectángulo con un tamaño recomendable de 5m x 1.2m, 6m2 de superficie. Cada uno puede adaptar la largura a su gusto pero cuidado porque bancales muy largos pueden resultar incómodos para desplazarse de un lado a otro de la huerta. Respecto a la anchura, 1.2m es lo más práctico ya que nos permite acceder desde ambos lados al centro del bancal sin necesidad de pisar la superficie dedicada al cultivo. Entre bancales dejaremos pasillos permanentes de 0.5 metros aproximadamente los cuales no tendremos que labrar. Este tipo de bancal se conoce con el nombre de bancal profundo aunque paradójicamente este elevado al menos 20cm respecto al terreno. Para elevar los bancales podemos tirar la tierra de los pasillos sobre los mismos e incluso poner abundante compost sobre ellos. En el norte es muy recomendable esta elevación sobre el terreno puesto que la presencia de lluvia es muy constante y de esta forma evitaremos encharcamientos de la superficie cultivada.

Con este bancal “modelo” evitaremos pisar la superficie de cultivo cada vez que realicemos las labores de plantar, eliminar parásitos, regar o recolectar. También nos facilitará trabajar la tierra entre cultivos y tendremos acceso a todas las plantas desde ambos laterales del bancal. La finalidad de no pisar la superficie cultivada es evitar compactar la tierra manteniéndola bien aireada para optimizar el intercambio gaseoso con las raíces y mantener las comunidades de organismos beneficiosos como las lombrices. En otras palabras, estaremos imitando en la medida de lo posible lo que sucede en la naturaleza.

En contraposición al los bancales, en la mayoría de las huertas todos los años se remueve toda la tierra. Se vuelven a diseñar subparcelas donde 50 tomateras o 300 cebollas quedan plantadas en filas paralelas con pasillos delimitados simplemente por las distancias entre filas, generalmente delimitadas por las distancias entre plantas. Con este diseño es inevitable pisar el terreno entre plantas con lo que se compactara la tierra.

Una vez tenemos dividida la huerta en bancales llega la hora de pensar en como colocar las plantas dentro de cada bancal. Cada cultivo tiene su distribución particular y en general he comprobado que lo más cómodo es trabajar a lo largo del bancal disponiendo las plantas en dos o tres filas según especie teniendo en cuenta factores como el porte de la planta, necesidades de riego, sol y exigencia de nutrientes. 

 Según las necesidades de sol de cada hortaliza podemos dividir tres grupos principales:

SOL: Ajo, brócoli, calabacín, alcachofa, cebolla, pepino, fresa, judía, melón, zanahoria, pimiento, sandía, tomate, berenjena, perejil, hinojo, espliego, romero, salvia, albahaca, mejorana.

SOMBRA PARCIAL: Escarola, guisantes, habas, patatas, puerros, melisa, orégano, menta.

SOMBRA: Acelga, apio, col, coles de Bruselas, coliflor, espinaca, lechuga, nabo, puerro, rábano


Bancal de brócoli

Los diseños de distribución de plantas que he probado y que me dan buenos resultados son colocar hasta 2 filas de tomates a lo largo del bancal separado entre ellos unos 60cm y estos a 30cm del límite lateral del bancal. Siguiendo la misma idea que con los tomates podemos sembrar 2 filas de berenjenas, coles, vainas, guisantes, acelgas, hasta 3 filas de pimientos, guindillas, 4 de cebollas, puerros, espinacas, remolacha, lechugas y no más de un calabacín por ancho de bancal. Si parece una locura estar calculando cuantas plantas entran en un bancal prueba diseños distintos pero no olvidemos mantener las mínimas distancias entre plantas y líneas (Selección y rendimiento de cultivos).

Un esquema de la distribucion de los cultivos nos facilitará la organización de la huerta.

Esquema general de distribución de cultivos.

 
Bancales de tomate y pimiento italiano.

Seis metros cuadrados de un bancal dedicado a lechugas puede ser una locura pero hay que tener en cuenta que podemos plantar distintos cultivos dentro de un mismo bancal. Para ello seguiremos  unos principios básicos tales como colocar las plantas de mayor altura y porte en un lateral donde no den sombra a otras plantas o incluso aprovechar la sombra para colocar a su sombra los cultivos sensibles a una exposición directa al sol. Podemos asociar plantas con las mismas necesidades hídricas. También evitaremos plantar muy juntas especies que no hacen buenas migas o por el contrario, asociar plantas que se ayuden mutuamente (Asociaciones de plantas). Como ejemplo de asociación desfavorable he podido comprobar como las raíces de los calabacines hace que las berenjenas que están hasta 2 metros crezcan más despacio. Como asociación favorable podemos colocar zanahorias cerca de cebollas para repeler la mosca de la zanahoria y de la cebolla.

Bancal de acelga y zanahoria
La clave es usar nuestro ingenio y probar año tras año.